Todavía me acuerdo lo tristes que estábamos todos cuando supimos que se estaba por morir. Me acuerdo de cuando la trajeron a casa, me la acuerdo acostada y enchufada, durmiendo quién sabría hasta cuándo.
Ya habíamos crecido, mi hermana y yo. Nos turnábamos para mirarla, esperando, y tal vez un poco soñando, que despertase y que de repente estuviera todo bien, volver a ser niñas y escuchar su voz de abuela.
Jamás se me va a borrar de la memoria aquel día. Llovía, y nosotras estábamos aburridas, en el cuarto de la abuela, mirando por la ventana. De repente sentimos un ruidito que venía de su cama. Nos volvimos, casi esperando que fuera ella levantándose, para encontrar que el tubito por el que le suministraban el suero se había desenganchado y bailaba como un gusano, cómicamente. No pudimos aguantar la risa. Estallamos en alegres carcajadas, sin darnos cuenta del desastre de sangre y suero que se estaba armando en la habitación. En medio de la algarabía, vemos a la abuela sentarse en la cama. Silencio. Con un vozarrón de abuela que no conocíamos, nos retó, una abuela que se incorporaba, toda furia. "¡¿De qué se ríen?! ¡¿Así cuidan a la abuela?! ¿Deberían cuidarme mejor!". Dicho esto, volvió a caer profundamente dormida. Nos quedamos heladas. Fui y volví a conectarle ese tubito, no fuera a traerle problemas.
A los dos días, la abuela falleció. No volvió a levantarse ni a soltar palabra desde que, y por primera vez desde que tengo memoria, nos retó.
Basado en una historia (una anécdota) 100% real.
y feliz quinto día, loev :3